En los años 80 funcionó como after-hour oficial de "La Movida", hoy vuelve a la vida después de una reconversión que lo ha convertido en una sidrería ilustrada en una ubicación inmejorable.
Por Capitán Rábano:Dirección: | C/ San Millán 3; 28012 Madrid; |
Web: | https://www.facebook.com/events/1664540270434155/ |
Precio medio: | 35€ |
Hubo un tiempo de cambios en Madrid que transcurrieron sobre el tejido urbano de una ciudad que en su tiempo alguien muy sabio definió como el pueblo más grande de La Mancha.
Hubo un tiempo en que los más modernos hacían vida en los mismos bares que los abuelos de los barrios y en Malasaña o la latina había espacios comunes a veteranos de la guerra civil y a los seguidores de tendencias del momento.
Así, ese cambio de paradigmas culturales que con el tiempo alguien llamó Movida y que convertía en bueno o famoso cualquier cosa con tal de que fuese moderna y se vistiese de colores festivos; se fraguó en parte en locales que eran cafés de barrio.
Uno de ellos se llamaba La Bobia y las mañanas de sábados y domingos recogía a personajes que venían de Rock-Ola o de El Sol y disfrutaban de una terraza en un rincón a medio camino de la muy castiza Plaza de Cascorro y del mercado de la Cebada y el Teatro de la Latina.
Aquel café de barrio que el propio Almodóvar mostró en "Laberinto de pasiones" acabó cerrando después de languidecer en el tiempo.
Pero ahora, de la mano del grupo Puxa Asturies y del asesoramiento de Ángel, que me cuenta que él mismo fue cliente de aquellas mañanas de los 80', vuelve a abrir sus puertas para dar cobijo a los amantes del buen comer.
Ya no es un café, ahora es una especie de sidrería ilustrada o restaurante de tapeo con inspiración asturiana. No es un chigre, no es un restaurante clásico, es una moderna taberna con fondo, con tradición y toques de modernidad contenida.
La terraza conserva las sillas pintadas de color verde menta pálido, un homenaje al local primigenio, y una divertida pared pintada. La fachada nos lleva a tiempos pasados y el interior a modernos.
La decoración me recuerda, demasiado, a las de los locales de Tierra Astur, hasta los toneles a modo de reservado y las botellas verdes dando color a la sala, salvo que en La Bobia son de cerveza y no de sidra, algo que no casa con la cocina del lugar, pero que es más apropiado para un local en la cabecera del Rastro de Madrid.
¿Y qué podemos comer en la Bobia?, pues yo os recomiendo comer fabada, pero ojo, no hay que ponerse a morir, la puedes pedir en versión tapa por un precio muy ajustado a 3,40€ y te la servirán con su compango de Tineo.
Te recomiendo también su tartar de salmón, que es uno de los varios toques indianos de la carta o, lo que viene a ser, la cocina del otro lado del mar que tantos emigrantes se trajeron de vuelta antes de plantar una palmera a la puerta de su casa.
Hay oferta de sobra y para todos los gustos. Puedes disfrutar de una buena carne que se sirve a la piedra, aunque sé que es un formato francamente en desuso, supongo que por las implicaciones olfativas que lleva aparejada (es curioso, creo que la desaparición de la oferta de carne a la piedra de los restaurantes ha ido pareja a la prohibición de fumar, es como si antes no nos importase, puesto que sabíamos que de algún modo íbamos a salir oliendo a humo, pero al prohibirse el tabaco ya no consentimos el "ahumado").
La tabla de quesos nos defraudó un tanto, pues sólo cuatro quesos no representan ni por asomo el espectacular registro de quesos que hay en Asturias y si, encima, dos de los cuatro son azules (La Peral y Cabrales), entonces creo que te estás pegando un tiro en el pie, porque no a todo el mundo le gusta el queso azul y a casi nadie le apetece que ocupe el 50% en una tabla.
Eso sí, a la hora de los postres, algo especial. Os aseguro que lo que más me gustó de todo lo que probé (que fue mucho) fue el sorbete de manzana. No solo el sabor nos conquistó, es que la textura era espectacular, ¡era igual que comerse una manzana asada!, ¡en sorbete!, ¡y sin cristales de hielo!.
En fin, que en el Madrid más castizo, a muy pocos metros de todo, tenéis un buen lugar para tapear, comer bien o para sentarse en su terraza a ver la vida pasar, y repasar, por qué no, la filmografía de Almodóvar o la discografía de Alaska, aunque me cuentan que por allí el que se pasaba más a menudo era Paco Clavel.
Veo que escribes sobres esos lugares que nos parecen tan lejanos para los que habitamos las esquinas del pais, y me resulta cuanto menos curioso. Lo que para ti es cotidiano (calles, locales, La Movida...) para nosotros también lo es aunque de una forma diferente.
ResponderEliminarPero si yo te hablo de las noches en Pablo Rada, La Alameda, El cine Emperador o La Palmera...No sabes de qué hablo. ¿no es curioso? es evidente que no debes saber nada de aqui...Bueno déjalo, es un pensamientos de esos que quizás suenen mejor en mi cabeza y nunca deban haber salido de ahí. No te ocurre a veces? Lo dices y piensas: (mierda, en mi cabeza sonaba mejor)
La carne me chifla, los quesos como si me pones todos azules, me encanta cualquier tipo aunque llevas razón no a todos les gusta. La fabada, la mejor que he comido ha sido en Oviedo, en Casa Conrado
Uf... es cierto lo que dices y alguna vez he pensado en no escribir así, en ser más "didáctico" y no dar por hecho algunas cosas, pero lo cierto es que luego pienso que al fin y al cabo, esto es un blog y escribo desde mi interior y en primera persona y por eso hablo así.
EliminarEn fin, en cualquier caso me encanta que me lo comentes