Tradición, producto, sabor, ocio, buenos amigos y buenas cervezas en la barra ha sido siempre el reconocido sello de esta taberna. ¿Quieres probar la sala?, no te defraudará
Mira que le teníamos ganas a este restaurante...
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(*) La nota final es un promedio de todas las variables con excepción de Experiencia |
A ver, a estas alturas, no creo que haya muchos madrileños
que no conozcan éste local, al menos su barra, una de las más transitadas y
recomendables de Madrid, Ojo, no es cómoda, pero siempre está abarrotada
porque es un lugar fantástico para disfrutar de la mejor tradición tabernera de
Madrid. En resumen: cervezas bien tiradas, servicio rápido, productos variados
y de calidad... en fin, imprescindible para los amigos del tapeo.
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La barra |
Y es que aquí hay mucho poso, no en vano ocupa el local que
antaño fue la bodega Méntrida (desde 1929) y mucho más recientemente La Tercia,
un espacio consagrado al ocio gastronómico enraizado en la más profunda
tradición castiza y esa es la sensación que transmite desde el mismo momento en
que entras... si lo consigues, porque los fines de semana puede ser realmente
difícil acceder al local. Supongo que algo de culpa tiene la cerveza y el
vermouth enfriado a la antigua usanza, las materias primas y el servicio ágil
entre los parroquianos; sin esperas, ¡por muy difícil que parezca!.
Está justo enfrente de Platero & Co, a muy pocos metros del
local que hasta hace muy poco ocupaba la Taberna de César Anca, a su vez
cerquita de La Catapa y, por supuesto, muy cerca de La Montería, a la que unen
vínculos familiares (al frente de ambos negocios hay dos hermanos).
Pero hoy no voy a hablaros de su barra, sino de lo que se
esconde detrás: su sala.
El local:
Nos sorprendió gratamente el tamaño y espacio disponible,
realmente lo suponía mucho más pequeño, dado el tamaño de la barra y la forma
de acceder a la sala (a través de un pasillo desde la propia barra que deja a
un lado la cocina, en la que el ritmo de trabajo debe ser absolutamente
infernal).
Mesas amplias y bien vestidas en un entorno burdeos que
quizá recuerde la tradición de las tabernas y casas de comidas, aunque aquí el
ambiente es mucho más parisino, más de bistró de Montmartre que en la barra,
que es castizo, taurino y de aperitivo. porque de eso va La Castela, de tradición
y de producto.
La carta:
Suficiente en tamaño, tradicional y enraizada. Creo que ese
es el resumen.
Nada suena extraño, todo tiene aire casero o tradicional.
Hay productos de toda España, aunque quizá se respire cierto aire
predominantemente andaluz.
La carta de vinos, también es muy interesante, quizá no está
a la altura de otras del mismo barrio, pero es muy digna y con referencias muy
interesantes.
La cocina:
Sin duda alguna, lo mejor de La Castela. De veras, nada de
lo que he comido aquí me ha defraudado, es más, a veces, el plato más humilde
se ve elevado en este restaurante a un nivel sobresaliente, porque se cuida
mucho el producto y su elaboración.
Así, una sencilla ensalada, se convirtió en algo verdaderamente
maravilloso por el hecho de contar con unos tomates espectaculares.
A mi, particularmente y como garbanzófilo confeso, me
encantaron los garbanzos con langostinos.
Podemos calificar la cocina de la Castela como tradicional,
de estación (no quiero hablar de mercado, está muy usado ese término), de
producto y de respeto al cliente. Aquí no hay artificios, quiero decir que no
hay fuegos artificiales, no hay trampantojos... hay pucheros, hay sartenes y
hay sabor. Mucho sabor.
El servicio:
A la vieja usanza de los mejores sitios populares de Madrid,
es decir, accesible, rapidísimo (a veces un poco demasiado rápido), sin
zalamerías y muy profesional. Aquí hay que sacar platos muy rápido y a la vez
atender a los clientes como si lo fueran de toda la vida.
Pero ojo, los tiempos cambian y la sala tiene que conocer muy bien los productos que sirve, no es de recibo que a estas alturas, a la pregunta de si el queso es de leche pasteurizada te respondan: "Pues no tengo ni idea, seguro que sí".
Conclusión:
Lo que hay detrás de la barra es más de lo mismo que hay
delante, o incluso mucho mejor, puesto que lo disfrutas sentado.
Es un lugar ideal para acudir a un homenaje familiar o para
una reunión de amigos. La oferta gastronómica es amplia para todos, la cocina
se acerca al sobresaliente, el espacio invita a la sobremesa. En fin, os
aseguro que se ha convertido en nuestro lugar de referencia y hemos convertido
a nuestra causa a unos cuantos familiares y amigos.
Queda anotado para cuando vaya por allí, muy pronto espero. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarTodo muy bien explicadito con todo lujo de detalles. Ay los garbanzos! creo que podría alimentarme de ellos el resto de mi vida. Junto con el arroz y el queso forman mi tridente favorito :D
ResponderEliminarQué comisteis!! Me quedo con un poco de cada plato. Y el precio bien, no? Y...una preguntita. La peque os deja salir de restaurantes? Qué guay!!
ResponderEliminarUn abrazo
Comimos de todo, las fotos están hechas en distintas ocasiones, porque es un sitio que visitamos con frecuencia Y sí, de momento la peque nos deja salir, así que ¡no paramos!
EliminarUn abrazo