Restaurante Casa
Perico
Calle Ballesta 18,
28004 Madrid.
Teléfono: 915328176
Cierra domingos y mes de agosto.

(*) Es un promedio de todas las calificaciones parciales con excepción de la "Experiencia"

(*) Es un promedio de todas las calificaciones parciales con excepción de la "Experiencia"
El mismo día, sí, el
mismo en que visitamos StreetXO por la tarde-noche, nos habíamos ido a
comer a la afamada Casa Perico y lo hicimos expresamente en Viernes
Santo porque habíamos oído maravillas de su famoso potaje, así que era
la fecha idónea, no sólo para probarlo, sino para hacer un ejercicio de
contraste entre un mesón o casa de comida a la vieja usanza y los conceptos más
innovadores. Todo en el mismo día, en la misma ciudad, a unos minutos andando.
De locos.
El local:
Aquí podría decir
que hablamos de un espacio de los de toda la vida, familiar, tradicional y sí,
es todo eso, pero también es viejuno. Sí, lo siento.
No me
malinterpretéis, allí se ve que acude público fiel, vecinos que disfrutan y público
al que le gusta el ambiente que se respira. A mi no me mueven sólo las nuevas
tendencias y los aspectos foodies de la ciudad. Disfruto mucho de ir a un local
tradicional, pero no quiero confundir tradición con antiguo. Como suelo
decir en mi trabajo, el hecho de que lleves 20 años haciendo lo mismo, no
significa que esté bien hecho.
El local es pequeño, las mesas aún más, la de al lado está ahí..., al lado, mi codo se apoyó directamente en un pasamanos porque no me cabía en otro lado y quién me conoce sabe que soy bajito. Si mides más de 180 cm tendrían que acoplarte en otra mesa o juntarte a una en modo Tetris.
El servicio:
Aquí sí, aquí hay
que poner una nota muy alta. Atento, familiar, amable, disponible... Notable.
La carta:
Repleta de referencias
tradicionales. Los amantes de los platos de cuchara tienen aquí un lugar de al
que acudir y en el que cada día de la semana ofrece una opción diferente.
También hay muchas
referencias a la tradición madrileña y, claro está, no podían fallar unos callos
muy del Foro.
La cocina:
De la de toda la
vida, de la de la abuela. Hay que decir que el potaje hizo honor a la fama,
estaba delicioso, hacen de un humilde plato una oportunidad para reencontrarnos
con sabores tradicionales implantados en nuestra memoria gustativa.
En general, muy
buenos guisos que no debéis dejaros tentar para acompañarlos con patatas fritas
absolutamente grasientas y "blandengues".
Las croquetas (no me imagino algo más tradicional y extendido por este tipo de locales)
Las croquetas (no me imagino algo más tradicional y extendido por este tipo de locales)
fueron
correctas, las chuletas llegaron al aprobado justito, pero sufren el lastre de
un precio excesivo.
La carta de
vinos:
Típica y tópica,
puede que también sea la misma desde que abrieron el local. De nuevo me llama
la atención que reivindiquen casticismo en la cocina y no haya disponible ningún
vino de Madrid.
Conclusión:
Un magnífico lugar
al que acudir para disfrutar de platos de cuchara y en especial de su potaje,
con un servicio muy amable y familiar... y siempre y cuando te guste la
decoración estilo mesón caduco ya en 1980 y estés dispuesto a asumir un precio
muy elevado para la cocina que ofrecen
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