Calle Santa Isabel, 38.
Madrid, 28012
Precio 20 - 25 €
(*) La nota final es un promedio de todas las variables, con excepción de "Experiencia".
Hace ya algún tiempo
os contamos que en Madrid sí hay playa, pero es que resulta que La
Caleta ha crecido y ya no sólo está en la playa, ahora también está en una
calle de un pueblo marinero de Cádiz, con sus paredes encaladas, sus
macetas coloridas y sonando de fondo algún artista como Camarón.
¿De qué estoy
hablando?, del nuevo local de La Caleta, en esta ocasión en la Calle
Santa Isabel de Madrid, casi enfrente del cine Dore y muy
cerca de la casa madre.
El local.
Es largo y
relativamente amplio, digo relativamente, porque cuando se llena (que es casi
siempre) el paso queda algo estrecho y a veces los camareros tienen que hacer
algo de slalom entre sillas. En cualquier caso es infinitamente más amplio que
el otro y ahora, en lugar de un chiringuito de playa, imita la decoración de
una calle y lo hace muy bien. Es bonito, está logrado, es agradable... en fin,
nos ha gustado mucho.
A la entrada está la
barra, larga y amplia que deja mucho espacio a los parroquianos que, sin
embargo, se agolpan al final de la misma en espera de mesa libre.
Mesas, esta vez sí,
de madera y muy modernas, ósea, vintage/decapadas, colocadas en los lados de un
largo pasillo que, como ya hemos dicho imita una calle.
Al fondo del
espacio, ocupando toda la pared, una gran pantalla reproduce actuaciones de grandes
artistas del Flamenco y como yo no soy un experto en estas lides no diré
quién sonó cuando allí estuvimos, lo que si que puedo deciros es que el volumen
no molesta, no está alto y se puede mantener perfectamente una conversación con
tus compañeros de mesa. Ahora bien, si el local se llena, y ocurre muy a menudo, la acústica puede ser molesta, no está nada insonorizado y puede llegar a ser un local bastante ruidoso. Si no fuera por este detalle, la nota a la decoración sería mayor.
La comida:
La carta y la
presentación de los platos es casi idéntica a la del primer local, con la
salvedad de que, además, incorporan algo de "puchero", guisos
y platos estofados que complementan acertadamente la oferta gastronómica. Atentos
siempre a las ofertas fuera de carta, a veces hay pequeñas joyas.
Muy recomendables
todas las ensaladas: Piriñaca, de pimientos y ventresca, De
Cai y de Huevas aliñá.
Y como no,
imprescindible el atún. Nosotros nos comimos uno sobre un tomate triturado
"que quitaba el sentido".
Conclusión:
Cuando las cosas se
hacen bien, a veces, salen bien y funcionan. La gente de La Caleta tiene muy
clara la idea de su negocio y por lo que se ve, entre el público ha cuajado,
publico, que por cierto, siempre es oriundo, nunca he visto turistas extranjeros
y eso que estamos al lado del Museo Reina Sofia o la Puerta del Sol, ¿por qué
será?, igual porque como dicen unos amigos para referirse a que un local del
centro de Madrid es digno de visitar: "no es un sitio para guiris".
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