Club Allard

CLUB ALLARD

Calle Ferraz 2
Telf: 915590939
Precio: 80 €

Calificación: 4 GUINDILLAS

Ha sido la tercera vez que el equipo de Con un par de guindillas acude a este singular restaurante madrileño. Las dos anteriores fueron para disfrutar de su menú gastronómico, en esta ocasión la cena se desarrolló dentro del marco de las actividades programadas en el "IV Congreso nacional de los servicios de prevención de riesgos laborales en el ámbito sanitario" (ya veis a que cosas más raras nos dedicamos).

La consecuencia directa fue que no degustamos su menú gastronómico, pero todo lo que aquí comentemos es perfectamente válido porque muchos de estos platos figuran en su menú. Lo que no podréis hacer es acudir a su carta, pues allí sólo podréis elegir un formato de menú marcando el número de entrantes, platos principales o negociar si preferís medias raciones (opción muy recomendable) para poder probar más cosas. En cualquier caso no tendréis problemas, pues el propio Chef, Diego Guerrero, no dudará en aparecer por la sala para aconsejaros, no lo dudéis, poneos en sus manos.

Centrémonos.

El local:

En esta ocasión podéis comprobar que no hemos adjuntado una foto de la fachada, como es costumbre y ello es debido a que este restaurante se encuentra situado dentro de un inmueble histórico y se accede a través del portal, en la esquina de la Calle Ferraz con la Plaza de España. No os preocupéis, están pendientes, no hace falta que llaméis a ningún telefonillo.

La decoración es señorial, los altísimos techos propios de un inmueble de su categoría marcan los espacios. La decoración, a través de muebles clásicos, espejos dorados y maderas oscuras nos envuelven en un ambiente de clásica distinción propia de un salón del siglo XIX.

Quizá alguien suponga que debido a su cercanía a la sede del PSOE y a la del Senado (está más o menos a medio camino de ambos lugares) en sus salones se hayan podido diseñar maquiavélicos planes o alianzas como las que se hicieron en José Luis o en Lardhy. A mi no me lo parece, me da más bien la sensación de ser un lugar de celebración u homenaje y me imagino a un grupo de senadores brindando por la aprobación de alguna enmienda o algo así.

La cena:

Voy a comentar uno a uno los platos que degustamos.


Mini Babybell de Camembert Truffé: Interesantísima interpretación del famoso queso. De forma muy divertida nos presenta un entrante sabroso, original y visualmente muy atractivo.


 

Sukiyaki: No se trata de la clásica receta de cocina tradicional japonesa, sino de una interpretación muy particular. A través de una sopa que se presenta en un vaso, degustamos el potente sabor de este guiso de carne y pasta. La soja está muy presente, al igual que el sebo. A mi modo de ver el plato más sorprendente y el mejor de toda la cena, un resumen del sabor de la cocina "caliente" japonesa, aunque lo cierto es que mi apreciación no fue compartida (ni mucho menos) por el resto de los comensales.


Huevo con pan y panceta sobre crema ligera de patata: Un clásico del lugar, una muestra de técnica y precisión que nos lleva a un sabor muy tradicional. Quizá su ubicación dentro del menú no fue muy adecuada, pues la potencia del Sukiyaki inundaba nuestros paladares y no permitió disfrutar del sabor del huevo.


Merluza en suero de Daykon y avellanas: Un plato delicado, de presencia muy simple, minimalista. Bien cocinado y en su punto, con una presencia magnífica de las hierbas de su guarnición; pero no fue memorable.


Cochinillo confitado con canela, manzana y queso fresco: Este fue un plato celebrado por algunos comensales, aquí volvimos a disentir ya que me pareció muy flojo, lo mejor la guarnición, pero mi pieza de cochinillo estaba dura, bastante dura. Imperdonable.


Tatín de manzana, cremoso de azafrán y queso fresco: Prescindible, vulgar, deberían quitarlo de su repertorio y lo ponen siempre. Sería preferible un típico sorbete.

Chupito de chocolate con churros: Otro clásico, un buen fin de fiesta muy español, estupendo antes de los cafés y más en invierno con el frio que hace hoy.



La sobremesa fue muy destacable, con cafés y petit-fours originales. Nos presentaron bandejas con diversos bombones de chocolate en un fondo que simulaba la arena de una playa. Muy bien.


La cena se acompañó con un correcto Rioja crianza etiquetado para el restaurante. No hubo variedad de vinos, que hubiera sido muy deseable.

Conclusión:

Supongo que la idea siempre fue crear un pequeño templo gastronómico en el centro de Madrid y en buena medida se ha logrado. Las elaboraciones delatan una muy buena técnica, con presencias minimalistas, delicadas, nada pretenciosas. Su cocina se aprecia bien en pequeñas raciones y quizá sus platos destacan más en los entrantes. Son muy destacables elaboraciones como el "Bombón de Bacalao y pil-pil, lecho esponjoso de brandada y churros de pan de ajo" o el celebradísimo "Carabinero en su propia gabardina".

Pero tiene sus peros y voy más allá del precio del menú o el tamaño de las raciones. La principal para mi es su carta de vinos. Quizá el cliente tipo prefiera degustar un excelente reserva de las clásicas denominaciones (ya sabéis a cuales me refiero), pero creo que es deseable una mayor riqueza en su bodega. Me consta que ha mejorado y ha aumento la variedad, pero se siguen echando de menos algunas referencias, sobre todo en el caso del cava, que creo que es un vino muy apropiado para sus tipos de menús y motivos de asistencia de los comensales. Y ya puestos, ¿por qué no un maridaje por copas con su menú como se hace en otros muchos sitios?.

A destacar: La cocina, el chef, el servicio de sala, el local.


A mejorar: La carta de vinos.

Capitán Rábano

Gastronomía, ocio, viajes, nutrición y buena vida en el más amplio sentido

3 comentarios:

  1. Conozco ese sitio y es exquisito. Lastima que sea caro.Me gusta la crítica.

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  2. Estuve en la susodicha cena y estuvo fenomenal. La crítica es estupenda aunque disiento en lo del cochinillo, el mío estaba exquisito.
    Os deseo mucha ¡Suerte en la web!, sitios así son muy interesantes.
    Besos

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  3. Miguel comenta....

    Muy buena calidad de materias primas y presentación exquisita. Excelente servicio. Quizás y por poner un pero, para aquellos más tragones, algo escasa la ración, aunque lo mucho empacha y lo poco gusta. Una mención especial a Lara J. Cirujano, directora del local, por su colaboración y buen trato en el éxito del evento

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