Bizcocho de Pascua: Una versión mas sabrosa y rápida para degustar el domingo de resurreción.
Por: Carmen Rodríguez
La tradición manda que el domingo de Pascua Florida cada niño y niña, reciba de su padrino una mona que contenga el mismo número de huevos que edad tenga el infante hasta que éste reciba la primera comunión o cumpla doce años. Esta costumbre encierra su sorprendente origen en remotas historias de mitologías tan dispares como la egipcia, la japonesa o la finlandesa unidas por un símbolo común: El huevo.
¿Te ha picado la curiosidad? Lee esta entrada mientras te comes un trozo de nuestro riquísimo Bizcocho de Pascua.
Mona de Pascua ¿Pan de huevos?
¿Huevos cocidos en un pan dulce? Siempre pensé que era una combinación muy extraña pero resulta que tiene un significado en la religión católica que proviene de cultos paganos ligados a la creación del mundo y la finalización del invierno.
El huevo es símbolo de la fertilidad en muchas culturas, la misma que se espera en animales y plantas tras el comienzo del equinoccio primaveral y que la iglesia católica hizo coincidir con la celebración de su semana santa.
Así como la renovación de la naturaleza en primavera es la nueva vida en el cristianismo con la figura de Cristo resucitado, así el huevo representa la creación del mundo: El inicio de la vida.
Igual que en la mitología egipcia el dios Ptah surge de un huevo. Igual que en la nipona, donde Japón se forma a partir de un huevo roto por un toro que luego da vida al mismo con su aliento o la que se lee en el poema épico finlandés Kalevala sobre la aparición del mundo a partir de siete huevos de pato.
Además representa al sol (dador de vida): La luz (la yema) y la noche que envuelve al día (la cáscara).
Es redondo y por tanto cíclico como el proceso eterno del día (origen de la materia cósmica) y la noche (necesaria también que se complete la regeneración)
El huevo (el glain de los druidas) está intimamente ligado a la figura de la serpiente que se dibuja alrededor de él mientras se muerde la cola, dando lugar a un círculo que simboliza la forma perfecta necesaria para cualquier proceso creativo eterno: Vida, muerte y resurreción.
Quizá esta sea la explicación de que muchas monas de pascua clásicas se cuezan curiosamente con forma de serpiente, probable reminiscencia de aquellas olvidadas historias paganas.

Todas estas leyendas se amalgamaron con el tiempo y cristalizaron en el uso del huevo en cuaresma: La mona se regala el domingo de Pascua, justo cuando Jesus resucita pues durante estos días los primeros católicos practicaban el ayuno estricto, que luego se flexibilizó con la introducción de algunos alimentos, verduras y pescado básicamente, permitidos tras la reinterpretación de los evangelios (recordemos que el pez era el símbolo del cristianismo primitivo) y mas tarde se convierte junto con el bacalao en el ingrediente principal de la gastronomía española de estas fechas.
Los huevos que seguían poniendo las aves se guardaban, conservándose muchas veces con una capa de cera y pintándose de rojo, amarillo o naranja (colores de vida en honor al Sol) como en Ucrania, donde los pisanka (huevo de pascua) se intercambiaban mucho antes de que en el año 988 se aceptara allí el cristianismo.
A partir de entonces, la costumbre se incluye en la liturgia cristiana y se regalan a los niños para no desperdiciarlos, quienes los recogen casa por casa precedidos del párroco para posteriormente degustarlos convertidos en una especie de tortitas (pasándolos previamente por el horno envueltos en un paño para retirar el recubrimiento céreo) de las que dan buena cuenta toda la comunidad.

Pintar huevos, regalar huevos a los niños, esconderlos y que jueguen a encontrarlos... Con el beneplácito de la Iglesia que ya en el siglo XII arraiga esta tradición seglar en muchos paises de Europa, con la bendición de los mismos el día de Pascua.
Con el correr del tiempo los huevos se sofistican: En el siglo XVI se comienzan a vaciar e introducir algún objeto de regalo en su interior (¡fijaos de donde viene el huevo Kinder!) En el XVIII los reposteros franceses los rellenan de chocolate o mazapán y los pintan por fuera... Es ya a finales del XIX cuando se deja de usar la cáscara y se reemplaza totalmente por el chocolate aunque en algunos paises, en España principalmente en todo el Levante y muchas zonas castellano-manchegas, se mantenga la Mona fiel a la tradición.
A mí también me la regalaban de pequeña y la verdad es que aquel pan dulce que se secaba enseguida con los huevos asomando de la masa no me atraía nada. De ahí que se me ocurriera modificar los ingredientes de la receta original adaptándolos a un bizcocho y he de decir que resultó mucho mas jugoso y apetecible que las monas de mi infancia.
Bizcocho de Pascua
Ingredientes:
- 225 g de harina bizcochona.
- 250 g de azúcar blanquilla.
- Medio vaso de aceite de oliva suave.
- 6 huevos (los nuestros ecológicos de Ecoavi) .
- Media cucharadita de sal
- La ralladura de una naranja
- El zumo de la naranja
- Un chorrito de anís
Elaboración:
7.- Se introduce en el horno de 40 a 45 minutos hasta que se dore. Una vez frío se desmolda en rejilla y se decora al gusto o con azúcar glas.
Se degusta en el desayuno del domingo de Pascua, con una generosa porción de huevo cocido (verás como la cáscara se desprende perfectamente) y bien de mermelada de fresa por encima.
Hasta pronto: Salud y Kilómetros!
Muy interesante toda la historia. Me encanta ver cómo en toda la geografía española (sin hablar de otras partes del mundo), de repiten costumbres iguales o similares. Aquí en Granada, también se comen el domingo, no las niñas, pero si hornazos, con su huevo cocido, por supuesto. Un placer leeros, como siempre.
ResponderEliminarLas niñas no se comen...son las monas ayyy
EliminarMuchas gracias Libia! yo también la desconocía hasta que indagué para hacer la entrada. Si es que en el fondo, todos venimos del mismo huevo!! jajaja. Un beso.
EliminarYo tampoco conocia la historia y me ha encantado . A mi lo que nunca me ha gustado de las monas de pascua son los huevos duros y no se los pongo. Un saludo
ResponderEliminarAquí entre nosotras Catina, a mí tampoco mucho Jajaja! Pero la tradición es la tradición y en bizcocho y con mermelada están mas que buenas.
EliminarY muchas gracias por el comentario Catina!! Bss
EliminarInteresante historia como siempre. Yo tampoco veo lo de los huevos duros la verdad, es una mezcla que no me atrae así que probaré a hacer el bizcocho sin ellos. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias Gema por el comentario! El bizcocho solito también está muy bueno. Besos.
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