Como bien sabéis,
tuvimos la suerte, fundamentalmente por vuestro apoyo en Facebook, de
ganar un concurso de recetas elaboradas con setas que organizó Soprodevaje, Sociedad para la promoción y desarrollo del Valle del Jerte, bajo el nombre 1001 recetas de setas (Aquí podéis ver la receta ganadora).
El premio consistió en una experiencia inolvidable: un viaje con tintes
gastronómicos al hermoso Valle del Jerte, con la intención de demostrar
la belleza otoñal de un paraje mucho más conocido por el espectáculo visual que
ofrecen sus cerezos en flor, y es que este lugar ofrece mucho más al
viajero que quiere reposar el espíritu en un entorno privilegiado, ajeno a las
prisas y de una belleza única.
Si eres seguidor del
blog, sabrás que somos unos apasionados de los viajes, así que para
nosotros el premio no podía ser mejor, sobre todo teniendo en cuenta, para
nuestra vergüenza y escarnio, que no conocíamos la comarca.
Vivimos en Madrid y
para la mayoría de los madrileños, como ya he dicho, viajar al Jerte se
circunscribe a una experiencia cuasi domingueril que ocurre
cuando el cerezo florece y nos llevamos con nosotros los coches, el
tráfico, las prisas... no digo que no merezca la pena verlo, pero allí hay
mucho más que ver y hacer, tal y como vamos a tratar de mostraros.
Nos alojamos en el
propio pueblo de Jerte, situado en la parte superior del valle, en una
casa rural absolutamente espectacular, la Casa Bethona un lugar que es,
a la vez, alojamiento y centro de estudios. Ubicada en el centro del Pueblo,
muy bien comunicada y dónde puedes gozar de paz, tranquilidad y todas las
comodidades, ofrece una muestra de arquitectura regional muy bien conservada,
¡las escaleras son originales y tienen cientos de años!.
Allí nos comentaron
que muy probablemente se trate de la antigua sinagoga del pueblo, hay que tener
en cuenta que en la comarca la presencia de población judía fue muy importante,
sobre todo en los momentos previos a su expulsión, pues desde allí tenían cerca
el acceso a Portugal, destino de muchos de ellos. Allí os podrán contar muchas
cosas interesantes acerca de la historia de este pueblo que recuerda a algunos
de sus héroes y sus gestas, como las placas que en la plaza rememoran el hecho
de que la población fue destruida por un incendio durante la guerra de
Independencia, que en la zona fue bastante cruenta.
Ahora quiero hacer
un pequeño inciso; me gano la vida trabajando como técnico de prevención de
riesgos laborales y como tal estoy muy acostumbrado a ver y trabajar con los
que llamamos "planos está ud. aquí", ya sabéis, esos que se colocan
en la parte interior de las habitaciones de los hoteles para indicar la ruta de
evacuación en caso de emergencia. Pero nunca había visto un plano como este,
¡hecho a mano!, con cariño y una profusión de detalles verdaderamente
artística.
Llegamos de noche,
sin tiempo si quiera para recorrer los alrededores, así que sin más nos fuimos
a dormir, por la mañana nos esperaban para disfrutar de una excursión preciosa,
enormemente placentera y que nos iba a mostrar la verdadera belleza del valle,
eso sí, antes disfrutamos de un desayuno casero servido en la propia habitación
que nos preparó para el paseo.
Chelo y otros dos compañeros, de Soprodevaje,
nos esperaba junto con Ángel de Garganta de los infiernos, que
sería nuestro guía. No es peloteo, os recomiendo el viaje y os recomiendo su
asesoramiento. El conocimiento de la zona, de las especies animales y vegetales
que lo habitan y su relación con el hombre y la pasión con la que lo cuenta os
contagiará, ¡os lo aseguro!, a nosotros nos mostró profesionalidad, simpatía y
pasión y eso siempre es algo que hay que valorar.
Enseguida nos
pusimos en marcha y nos dirigimos a la Cascada Caozo el primero de los
saltos de agua que veríamos ese día y es que el valle del Jerte no puede
entenderse sin el agua, fuente de riqueza que conforma el paisaje y proporciona
lugares para que el espíritu se temple.
Mientras recorríamos
el lugar, ascendiendo y descendiendo por las laderas, pudimos comprobar como
los colores de las hojas cambian con la altura, con su posición relativa.
Pequeñas columnas de humo anunciaban dónde los agricultores quemaban rastrojos
y ese humo se aplastaba proporcionando un detalle más de un magnífico decorado.
Visitamos también
las Cascadas Nogaledas, a las que se accede por un camino paralelo de fácil
acceso y que supone un relajante paseo. No puedo decir mucho del lugar, mejor
os dejo con imágenes.
La siguiente parada
tuvo lugar en otro fantástico paraje, la Reserva Natural de la Garganta de
los Infiernos, dónde disfrutamos de un paisaje otoñal y soleado
espectacular y de un picnic con productos locales, queso, embutidos y vino de
la tierra, ¡cómo debe ser!.
Aún quedaba una última
parada antes de la comida, ni más ni menos que Los Pilones, un fenómeno geológico consistente en una
suerte de pozas que el agua ha escavado en la roca mediante su fuerza y
haciendo girar cantos rodados que rozan puliendo el lecho rocoso hasta formar
estas piscinas naturales que son visitadas y utilizadas para solaz de los
lugareños.
A continuación
fuimos a comer, pero eso es otra historia que os contaremos en la próxima
entrada, una historia de pasión y entrega a una idea de negocio y restauración
por parte de Tere, en la Garza Real. Os gustará.
No quiero dejar esta
primera crónica sin agradecer a Chelo, Angel y compañía y a toda
la gente que hizo posible ésta experiencia su paciencia, disposición y amabilidad.
Gracias chicos, fue inolvidable.
Y como no os dejo
con unos divertidos minutos musicales a cargo de unos chicos de la zona.
Desconozco el porqué del nombre del grupo, pero no me negaréis que tiene tintes
gastronómicos. Con todos vosotros: Cogollito Soul.
Genial post, la verdad es que el Valle del Jerte en Otoño es una pasada, muy recomendable también durante la cereza y en verano por la posibilidad de bañarse en piscinas naturales.
ResponderEliminarprecioso recorrido por estas tierras privilegiadas, en las q el entorno hace q haya un ambiente especial,al igual q especial es la forma de enfentar la vida de las gentes q lo pueblan,x cierto, muy bien elegido el tema musical del final, muchas horas felices se pueden disfrutar..... sobre el nombre del grupo, te dire q un cogollito es un conjunto de brotes nuevos, brotes q tienen un sol alma(soul) q tiene la intencion de compartir con todos la alegria de la musica y transmitir BUEN ROLLITO.... COGOLLITO
ResponderEliminarGracias, me alegro de que te guste.
EliminarNo puedo más que hablar bien de la gente que traté. Seguid poniendo el mismo alma y si alguna vez necesitáis un armonicista bluesero me dais un toque.
¡Buen rollito!.
¡Que vien pinta! Tendré que animarme a hacerlo algún dia. Estoy deseando ver esa segunda entrega. Las fotos espectaculares y el planito una monada, ji,ji
ResponderEliminarsoy catalana pero mi padre es extremeño, tambien del Valle del Jerte, concretamente del El Torno. Que te puedo decir? he pasado allí mis vacaciones de verano de niña, me encanta , y estuve hace 4 años con mi pareja , en verano, y aunquu nos hizo un calor insoportable nos encantó.
ResponderEliminarMuy bonitas las fotos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEstupendo post "Capitan".... fue un placer tenerte, teneros, ya sabéis el lema: El Valle del Jerte: Abierto todo el año, ahora mismo esta vestido de blanco por el nevazo que cayo anoche, precioso...
ResponderEliminarChelo
Precioso el reportaje, el Jerte en primavera es precioso por la flor del cerezo, pero la variedad del colorido en el otoño y el paisaje creo me gusta mas.
ResponderEliminarPrecioso el reportaje, el Jerte en primavera es precioso por la flor del cerezo, pero la variedad del colorido en el otoño y el paisaje creo me gusta mas.
ResponderEliminarHola Capitán!
ResponderEliminarMuy productivo el finde en el Jerte!. Muy molón el planillo. Muy envidiables los embutidos.
Saludos
Marisa
Vaya suerte, qué belleza!! Un abrazo, Clara.
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